En el Nuevo Testamento, se nos desafía a despojarnos de «todo peso que nos asedia». Como creyentes, nuestra relación con Dios y el prójimo se ven afectados por un sin fin de cosas que arrastramos. Como seres humanos, diariamente batallamos con un enemigo invisible, casi siempre desconocido y habitualmente insospechado: nuestro pasado. Ya sea que nuestro pasado haya sido excelente, o que haya sido muy malo, en ambos casos corremos el grave peligro de «anclar» nuestras almas a ese pasado y caer en la desgracia de no poder avanzar hacia el futuro que Dios nos tiene preparado.
¿Cómo se relacionan y afectan nuestro pasado, presente y futuro? En éste mensaje encontrarás la respuesta, y es urgente que hagas un alto en tu camino y reflexiones seriamente cómo estás dejando que tu pasado influya sobre tu vida. El pastor Jorge Farfán nos invita a meditar en el ejemplo del Apóstol Pablo, que en una de sus cartas nos revela cómo acomodaba su pasado, presente y futuro de tal modo que resultaron un medio para glorificar a Dios y alcanzar los propósitos del Señor para su vida.