Y procurad la paz de la ciudad
a la cual os hice transportar, y
rogad por ella a Jehová;
porque en su paz tendréis
vosotros paz. (Jer. 29:7)
Jesús es Dios y esa es la verdad que mueve nuestra vida. Si queremos ser discípulos de Jesús debemos aborrecer lo terrenal, el precio de servir al Señor tiene muchas condiciones, sin embargo vale la pena, su recompensa es la eternidad.
Mateo 16:15-17