Hoy nuestros ojos reciben más imágenes que nunca, de mil y una forma somos bombardeados a diario por mensajes transmitidos por imágenes por un sin fin de medios ¿Y qué de nuestros oídos? Ellos también son el blanco de mil y una formas de mensajes auditivos. Y como dice la Biblia: «¡Los ojos nunca se cansan de ver, ni se fatigan los oídos de oír!» (Eclesiastés 1:8). Todos y cada uno de esos mensajes tienen en su punto de mira algo mucho más profundo que nuestros ojos y oídos: nuestra mente y corazón.
Y en el ambiente evangélico no estamos ajenos a ésta realidad, y acostumbrados a ser deslumbrados por los ojos y seducidos por el oído, muchas veces dejamos de mirar y oír a Jesús, y solo nos dedicamos a mirar y oír a otros hermanos que cautivan nuestra atención. Algo parecido ocurrió con Pedro, quien al ver a Jesús junto a otros dos grandes personajes del Antiguo Testamento, desvió su atención del Señor por mirar a otros que le deslumbraron en ese momento. Pero Dios lo corrigió inmediatamente con una de las más grandes declaraciones del Padre hacia su Hijo Jesús.
En éste mensaje, el pastor Jorge Farfán nos invita y desafía a no persistir en éste error, cuidando de poner nuestros ojos y oídos solo en el Señor Jesús ¡Te invitamos a escucharlo!