En la naturaleza nos encontramos con que todos los seres vivos tienen caminos que andar, algunos animales viajan kilómetros atravesando medio planeta tierra, algunos insectos, aunque son muy pequeños, recorren distancias que son impresionantes. Pero cada uno de ellos acepta su camino y lo recorre, porque saben que sus vidas dependen de andar por ellos. Y hay algo que apasiona a los científicos y zoólogos: la capacidad que muchos animales tienen de encontrar el camino y seguirlo ¡Y tienen que recorrer un camino invisible al ojo de ellos y los nuestros! Pero no se pierden, siempre lo siguen con seguridad.
El hombre también tiene un camino que recorrer, y hay uno que es mucho más importante y trascendente que el camino a casa, al trabajo o el colegio. Es un camino que representa nuestro paso y trayectoria por la vida misma, un camino que es invisible al ojo humano, en el cual muchas veces nos perdemos y el cual muchos no pueden encontrar ¡Pero hay un Camino seguro y que nos conduce a la vida plena y verdadera! ¿Cómo podemos encontrarlo? ¿Cómo podemos hacer para seguirlo sin perdernos? ¿Cuál es su origen y a dónde nos conduce?
En ésta reflexión, el hermano Pablo G. nos desafía a descubrir «los caminos de Dios» en los cuales todos y cada uno de nosotros podemos andar asegurándonos la guía y cuidado constante de nuestro Señor ¡Encuentra tu camino YA!