Y procurad la paz de la ciudad
a la cual os hice transportar, y
rogad por ella a Jehová;
porque en su paz tendréis
vosotros paz. (Jer. 29:7)
Esta es la palabra del Señor, que vino a Jeremías: «Baja
ahora mismo a la casa del alfarero, y allí te comunicaré
mi mensaje».
Entonces bajé a la casa del alfarero, y lo encontré trabajando en el torno.
Perola vasija que estaba modelando se le deshizo en las manos; así que volvió a hacer otra vasija, hasta que
le pareció que le había quedado bien.
En ese momento la palabra del Señor vino a mí, y me dijo: «Pueblo de Israel, ¿acaso no puedo hacer con
ustedes lo mismo que hace este alfarero con el barro?
—afirma el Señor—. Ustedes, pueblo de Israel, son en mis manos como el barro en las manos del alfarero.
Jeremías 18:1-6 NVI