Cuando nacemos, todos carecemos de una identidad propia, aunque aún en el vientre ya muchos están pensando y decidiendo acerca de quiénes y cómo seremos. Y muy pronto en nuestros primeros años de vida se comienzan a forjar los rasgos de la identidad que nos acompañarán el resto de nuestras vidas. Nuestros padres y familia, las circunstancias que nos rodean, la sociedad, la cultura … todo un ejército externo se abalanza sobre nosotros para moldear nuestra identidad, para imprimir en nuestro cerebro la forma en que nos percibimos y sentimos en la vida. Las cosas que tenemos y las cosas que sabemos también juegan un rol definitivo en quiénes nos consideramos. Todos y cada uno de nosotros somos perseguidos durante nuestra existencia por unas preguntas inquietantes ¿Quién soy? ¿De dónde vengo? ¿A dónde voy? Tal vez en éste tiempo tu mismo te estés planteando estos interrogantes tan profundos pero tan necesarios de responder ¡Gloria a Dios porque sus hijos podemos responder a éstas preguntas! Como cristianos, podemos tener el gozo y la paz de encontrar nuestra identidad en Cristo. Pero es un proceso largo y duro, en el cual tenemos que ir trabajando junto al Señor para derribar las mentiras de una identidad falsa que se gestó durante toda una vida para dejar que el Espíritu Santo nos revele nuestra identidad verdadera.
Si tú estás dudando de quién eres o si te cuesta saberlo, si aún no has encontrado tu verdadera identidad en Dios, te invitamos a escuchar ésta reflexión de la pastora Vilma Ceballos Perazzi, quien nos invita a pensar en un personaje de la Biblia que estaba en ésta misma búsqueda y recurrió a Jesús esperando respuestas ¡Solo Cristo tiene las respuestas correctas y perfectas a todas tus preguntas! Esperamos que éste mensaje cambie tu vida y te ayuda a encontrar tu verdadera identidad.