Los grandes personajes de la Biblia, a los que todos admiramos, tuvieron todos una época o momento en el cual se sintieron frustrados con su trabajo o tarea. Por ejemplo, el profeta Elías, luego de hacer descender fuego del cielo, se sintió que nada de lo que hacía valía la pena y se escondió en una cueva. Todos, en nuestra vida cristiana, nos sentimos de ésta misma manera más de una vez. El Apóstol Pablo se sentía así muy a menudo cuando recibía noticias de las Iglesias que había levantado, pues los hermanos no continuaban con las enseñanzas que él les había dado. Pero gloria a Dios porque Su Palabra nos habla con consuelo y promesas de ánimo para cuando caigamos en la dura pregunta «¿Vale la pena lo que hago para Dios y su Reino?». En éste mensaje, el pastor Jorge Farfán nos invita a reflexionar en un pasaje en el cual el Apóstol Pablo nos da algunas claves para enfrentarnos al desánimo y frustración en nuestro trabajo de amor para la obra del Señor ¡No te quedes sin escucharlo!