«El Hijo» de Dios mostró su gran pasión y amor por la humanidad cuando entregó su vida en la cruz del Calvario. Pero ese amor ya lo estaba mostrando desde el mismo libro de Génesis, cuando comenzó a aparecerse a los hombres, para rescatar vidas en peligros de muerte, para poner nombres y para llamar a quienes rescatarían a su pueblo escogido en varias oportunidades. Hoy, su amor y pasión por salvar al mundo se manifiestan en una manera diferente pero también muy maravillosa ¡Nos dejó a nosotros como sus embajadores! Para que por medio de nuestras vidas reflejemos a Jesús. Nuestra misión es mostrar que la vida en el Evangelio es una realidad y anunciar que solo por medio de Jesucristo podemos ser salvos. En éste mensaje, el hermano Pablo G. nos desafía a asumir nuestra misión de ser embajadores por medio del testimonio de vida y de la predicación de las Buenas Nuevas.