En el antiguo Egipto se tenía la creencia de una vida en el más allá. Esto lo vemos en los hallazgos en múltiples tumbas, en ellas se ponía junto al difunto el libro de los muertos. En una secuencia se veía el examen del peso del corazón del difunto en una báscula que tenía al otro lado una pluma. Si el corazón pesaba más que la pluma significaba que en vida ese individuo había realizado muchos actos malos y tenía un destino malo. Si de lo contrario su corazón era liviano su destino era de felicidad. En muchas otras culturas y a través de los tiempos, vemos cómo el hombre cree que la salvación se alcanza por medio de sus buenas acciones. Pero a La Luz de las escrituras sabemos que no hay nadie justo, ni que nunca peque. La salvación solo viene por medio del que no conoció pecado en toda su vida, El hijo De Dios encarnado: Jesucristo.

En éste mensaje, la pastora Vilma Ceballos nos lleva a reflexionar en las más duras horas de Cristo, en las cuales, siendo justo, fue juzgado injusta e ilegalmente, pero aún así Él decidió, por sí mismo, entregar su vida por amor a nosotros.