Luego de la muerte de Jesús, y aún habiéndole visto resucitado, sus discípulos actuaron de una manera en la que normalmente actuamos nosotros también ante los sentimientos de fracaso, desilusión y frustración: «se volvieron para atrás». Regresaron a sus viejas ocupaciones, a la seguridad de su antigua vida, abandonando e intentando echar en el mar del olvido el llamado con que Jesús había marcado sus vidas, otorgándoles un destino. Eso es algo que está muy arraigado en el corazón humano, y que todos experimentamos al menos una vez en nuestras vidas. Pero Jesús, en su amor y eterna misericordia para con nosotros, no nos deja librados a nuestros a los planes que abrigamos en medio de las tormentas de nuestros sentimientos. No. Él acude en nuestra ayuda, para guiarnos, para mostrarnos el verdadero camino, el que Él trazó para que alcancemos Sus planes y propósitos. En ésta reflexión, el pastor Jorge Farfán nos invita a mirar en la apasionante «pesca milagrosa» relatada al final del Evangelio de Juan, para encontrar principios y preciosas enseñanzas acerca de cómo actúa el Señor cuando viene en rescate de «nuestro llamado».