Nuestra forma de pensar condiciona nuestra manera de vivir, es por eso que nuestra mente es un área de arduo trabajo para el Espíritu Santo, quien no cesa de obrar en su trabajo de cambiar nuestras vidas para que reflejemos más y más a Cristo. Mientras vivimos para y por el mundo, nuestras mentes y ojos espirituales permanecen velados, pero cuando Jesús llega a nuestros corazones al recibirlo como Señor y Salvador, se produce una explosión de cambios en nuestros pensamientos, se inicia un camino de transformación completa en nuestra forma de percibir la vida. Pero esto solo se logra con la intervención y ayuda de Cristo. El contacto y caminar con Él nos cambian. Fue la experiencia de aquellos dos que iban camino a Emaús, abatidos y desilusionados, pero que a quienes al compartir una caminata con Jesús, les fueron abiertos los ojos espirituales y las mentes. En éste mensaje, el hermano Víctor Martínez nos invita a pasar tiempo con Jesús para ser bendecidos con su poder transformador.