En la Biblia se nos enseña que antes de recibir a Jesús como Salvador, cuando aún andábamos según los criterios del mundo, estábamos “muertos en pecados” (Ef. 2:1 y 5), por lo cual Dios tuvo que resucitarnos por medio de Jesús para que tengamos una vida nueva (Rom. 6:4). Sin embargo, descubrimos que en muchas ocasiones podemos andar como “muertos vivientes” o vivos; pero atados, nos cuesta vivir la vida cristiana, y que nuestro andar en Cristo se vuelve difícil y lento, e incluso podemos quedarnos estancados en nuestro crecimiento espiritual. Las causas podrían ser muchas, pero a menudo somos víctimas de ataduras espirituales que arrastramos de nuestra vieja manera de vivir, o porque nos dejamos contaminar con la forma de vivir de este mundo.
En éste mensaje, el hermano Matías nos invita a leer el relato de la resurrección de Lázaro, para encontrar paralelismos que nos ayudarán a entender la necesidad de “liberarnos de ataduras” que se interponen en nuestras vidas como discípulos de Cristo.