El ser humano tiene una serie de necesidades similares que han trascendido los tiempos y culturas. Una de esas necesidades básicas es la de “sentirse seguro y protegido”, lo que implica tener un lugar donde habitar. En cada época y lugar, el hombre ha resuelto el tema de construirse un refugio de diferentes maneras: desde una choza de paja, hasta un iglú hecho de hielo, o un moderno piso en un rascacielos con toda la tecnología actual. En cada caso, los que habitan cualquiera de estas diferentes casas, se sienten seguros. Ésta es una necesidad que Dios puso en el corazón de todo hombre con un propósito especial y específico. A lo largo de la Biblia podemos ver cómo Dios fue llevando a la humanidad, llamando a los patriarcas, y luego a su pueblo escogido, en un proceso en el cual despertó en ellos un vivo deseo de encontrar y llegar a ese lugar, un “hogar” estable y permanente (Heb.11:14-16). Aquellos que tuvieron fe, descubrieron que ese hogar definitivo no se encuentra en la tierra, sino en el cielo junto a Dios, lo cual Jesús le reveló a sus discípulos ¡Bendita esperanza que tenemos en la promesa de Cristo! En éste mensaje, la pastora Vilma Ceballos nos invita a reflexionar en lo que significa nuestro paso por este mundo, el cual es solo un camino a casa, esa morada que el Padre nos está preparando junto a Cristo.